Jeanne D’arc

Bueno, ya la Jeanne D’arc está amarrada manos
atrás al poste de la inmisericordia y preparada para
ser mandada a la posteridad del martirio eterno.
Ya echado el combustible, falta una «mano amiga»
para prender la pira de maderos, muy resecos y muy
ansiosos por quemar a la bruja que «habla» con Dios
(así sea con su Dios, su propio y personal Dios ¡Oh!
pero qué ultraje)…
Unos, aplauden rabiosos en el delirio de su
crapulencia de insanias «divinas», y babean…
babean el humo de mi crucifixión con placer animal.
Y otros, totalmente asqueados, la cara voltean, mas
el morbo de un circo felinesco, palpitar el corazón
por una mirada los mata ….. Y unos pocos cuantos,
esperan muy callados al Ave Fénix que vendrá…
¡Y vendrá!

.

.

Cristian Drugas©

Para ti J. M. Arguedas

(Andino, y más peruano que yo)

.

Construcción descriptivo-literaria de esa impresionante cultura andina (con la que el azar trató de que juegues temprano y la cual te malogró tarde), no hubieses tenido la necesidad de esgrimir con la lágrima del inconcluso, esa final y patética, y pública reivindicación del escritor idiosincrático* y “politiquito-solapado” que fuiste, desgraciadamente.

Y tú, hombre; ser mediano que ni grande ni chico. Vanidoso en la letra; tú, víctima de la mezcla de los propios y enormes complejos de inferioridad; de la falta de identidad propia en la idea y tu innecesarísima búsqueda de notoriedad (la cual no necesitabas)… Tú, hombre de dos mundos y de ninguno, caíste en el azar y en su juego…. y moriste por ser complaciente y vano (y muy perdedor, sin pelea).

Blanco entre indios e indio entre blancos; se infiere el mayúsculo dilema en el cual tu existencia mortificaba tu conciencia, tu espíritu (y eventualmente, tu paciencia). Tu aburrido y condimentado discurso de penas y culpas –todas ellas ajenas al mundo además-, te llevaron viento en popa al delirio de hallar tu propia identidad en el resentimiento a todo. A todo lo otro… y tu perdición no fue el “Jawar Fiesta” (ni la crítica miserable que le hiciste a la tradición de tu oca milenaria) ¡no! tu perdición fue tu candidez confundida y supurada de extravíos.

¿Qué pensaste al atacar a Cortázar? ¿Necesitabas realmente ser alguien que ya eras?… Me pregunto hasta dónde hubieras llegado… ¿Defensa? No José María escritor, eso no fue defensa. Fue la pérdida total de tu ayuda memoria, esa sin la cual no recordarías ni los “Ríos Profundos” que abajo a lo lejos mirabas, cuando párvulo, cuando recién empezabas a “quechuar” el castellano.

Acuérdate Arguedas, de las palabras de Cortázar para que te suicides de nuevo, idiota: ”…tu ‘Zorro de Arriba’ te alimentó con tu lápida cuando leíste en una  revista de literatura que eras un narrador regionalista y un indigenista desfasado y perdido en la focalidad de una raza y de una cultura que no necesitaba tu defensa y que contigo o sin ti seguirá existiendo…”

(Además de que te desafió con lo de la generación del ’68 y tus intransigencias absurdas y detallistas sin respaldo).

Acuérdate Argueditas de tu ‘Zorro de abajo’… y recuerda tus propias palabras al recibir un mediocre premio meses antes de morir (de tu ya planeado morir); cuando escupiste esto:

“…contagiado para siempre de los cantos y los mitos, llevado por la fortuna hasta la Universidad de San Marcos, hablando por vida el quechua, bien incorporado al mundo de los cercadores, visitante feliz de grandes ciudades extranjeras, intenté convertir en lenguaje escrito lo que era como individuo: un vínculo vivo, fuerte, capaz de universalizarse, de la gran nación cercada y la parte generosa, humana, de los opresores. El vínculo podía universalizarse, extenderse; se mostraba un ejemplo concreto, actuante. El cerco podía y debía ser destruido; el caudal de las dos naciones se podía y debía unir. Y el camino no tenía por qué ser, ni era posible que fuera únicamente el que se exigía con imperio de vencedores expoliadores, o sea: que la nación vencida renuncie a su alma, aunque no sea sino en la apariencia, formalmente, y tome la de los vencedores, es decir que se aculture. Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua…”

¿Quién hablaba entonces de dos naciones…?

¿Y quién de los vencedores?

Grave error y sé que estás leyendo; mira que más tiempo a ti dedicarte sería más difícil que Juntar a Don Ramón con una computadora. Eso sí, si estuvieras entre los vivos aún, en tu cara…

Sí… así es, confundiste las cosas, José María.

.

¡Oh!, y lindo tu remedio: una 22 en la sien.

¿Te dolió mucho paisano? Creo que a ti sí te dolió… varias veces…

.

.

Cristian Drugas©2020